El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua hizo entrega el sábado, 7 de junio, en el Círculo de Recreo de Valladolid, del XXII Premio de la Crítica de Castilla y León, que este año ha recaído ex aequo en el narrador vallisoletano Rubén Abella y en la poeta palentina Amalia Iglesias Serna. La ceremonia, enmarcada en la Feria del Libro, se convirtió en una celebración de la palabra en todas sus formas, con la presencia destacada de la viceconsejera de Acción Cultural y presidenta del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Mar Sancho, encargada de entregar el premio y con la presencia en el mismo acto de la concejala de Educación y Cultura, de Valladolid, Irene Carvajal.
La narrativa sólida y profundamente humana de Abella, contenida en su novela Dice la sangre (Menoscuarto), y la audaz y reflexiva poesía de Iglesias, reunida en Tampoco yo soy un robot, se alzaron con un galardón que no requiere inscripción previa y que premia lo más sobresaliente de la producción literaria del año anterior en Castilla y León.
Los autores firmaron ejemplares de los libros premiados en la Feria de Valladolid.
“Estamos ante una novela perfecta y difícil al mismo tiempo”, señaló Mar Sancho al referirse a la obra de Abella, elogiando su estructura de mosaico, su equilibrio narrativo y su ambientación en un pueblo castellano sin nombre, que funciona como metáfora del origen, la pérdida y la memoria. La viceconsejera destacó además la apuesta por una editorial radicada en la Comunidad, como Menoscuarto, para dar forma a una obra que, dijo, “es también un álbum fotográfico”.
Del poemario de Iglesias, Sancho resaltó el giro estilístico respecto a su obra anterior, así como su valentía al abordar el vértigo de la identidad en tiempos digitales: “Un libro que no tiene nada que ver con su poesía anterior, un revulsivo poético que reflexiona sobre la inteligencia artificial desde la mirada humanista de la poesía”, explicó. Tampoco yo soy un robot se convierte así en una propuesta que interpela desde lo lírico a la era tecnológica, con una voz que exige humanidad.
Ambos autores agradecieron el reconocimiento con intervenciones tan sinceras como emotivas. Amalia Iglesias recorrió en su discurso el mapa literario de Castilla y León con nombres como Machado, Carmen Martín Gaite o Claudio Rodríguez, reivindicando la espiritualidad y el humanismo como ejes de su escritura: “Quizás haya que repensar un humanismo que incluya otras criaturas y otras formas de respeto a la naturaleza. Uno que esté por encima de todas las ideologías”, proclamó.
Por su parte, Rubén Abella evocó la soledad del proceso de escritura y la alegría que supone que “alguien ahí fuera” reconozca su trabajo. “Los premios son faros que arrojan luz sobre lo que construimos en la penumbra. La literatura solo cobra vida cuando alguien la lee”, afirmó, antes de recordar sus raíces vallisoletanas y su vínculo emocional con la tierra que le vio crecer como lector y narrador.
La entrega incluyó también la presentación de los retratos de ambos autores realizados por el pintor salmantino Ángel Iglesias, símbolo visual del reconocimiento y homenaje de la comunidad literaria castellano y leonesa.
El director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Andrés Abajo, cerró el acto animando a seguir leyendo las obras premiadas, no solo como forma de disfrute personal, sino también como una contribución colectiva a mantener viva la literatura de Castilla y León. Un año más, el Premio de la Crítica de Castilla y León se confirma como uno de los pilares de esa misión.
Publicado
© 2023 | Instituto Castellano y Leonés de la Lengua | Todos los derechos reservados